La pasión del señor
SERMÓN 218
Traductor: Pío de Luis, OSA
1. Con toda solemnidad se lee y se celebra la pasión de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, cuya sangre purgó nuestros delitos. El objetivo es que esta devota práctica anual renueve nuestra memoria y que, al acudir tanta gente, la proclamación de nuestra fe alcance mayor gloria. La solemnidad misma me exige que os dirija un sermón sobre la pasión del Señor, según él me lo conceda. En cuanto sufrió de parte de sus enemigos, nuestro Señor se dignó dejarnos un ejemplo de paciencia para nuestra salvación, útil para el decurso de esta vida, de manera que no rehusemos padecer lo mismo por la verdad del evangelio, si así él lo quisiere. Pero, como aun lo que sufrió en esta carne mortal lo sufrió libremente y no por necesidad, es justo creer que también quiso simbolizar algo en cada uno de los hechos que tuvieron lugar y quedaron escritos sobre su pasión1.
2. En primer lugar, en el hecho de que, después de ser entregado para la crucifixión, llevó él mismo la cruz, nos dejó una muestra de continencia y, al ir él delante, indicó qué ha de hacer quien quiera seguirle. Idéntica exhortación la hizo también verbalmente cuando dijo: Quien me ame, que tome su cruz y me siga2. Llevar la propia cruz equivale, en cierto modo, a gobernar la propia mortalidad.
3. El hecho de ser crucificado en el Calvario3 significó que en su pasión tuvo lugar el perdón de todos los pecados, de los que dice el salmo: Mis maldades se han multiplicado más que los cabellos de mi cabeza4.
4. Con él fueron crucificados, uno a cada lado, dos hombres5. Con ello mostró que a unos los tendrá a su derecha y a otros a su izquierda. Estarán a su derecha aquellos de quienes se dice: Dichosos los que sufren persecución por causa de la justicia6; a su izquierda, en cambio, aquellos de quienes se dice: Aunque entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve7.
5. El rótulo puesto sobre la cruz, en el que estaba escrito: Rey de los judíos8, puso de manifiesto que ni siquiera procurándole la muerte pudieron conseguir los judíos que no fuera su rey quien con la más palmaria y sublime potestad dará a cada uno lo que merezcan sus obras. Por esta razón se canta en el salmo: Él me constituyó rey sobre Sión, su monte santo9.
6. El que el rótulo estuviese escrito en tres lenguas: hebreo, griego y latín10, indicaba que iba a reinar no sólo sobre los judíos, sino también sobre los gentiles. Por eso, después de haber dicho en el mismo salmo: Él me constituyó rey sobre Sión, su monte santo11, es decir, donde reinó la lengua hebrea, añade a continuación, como refiriéndose a la griega y a la latina: El Señor me dijo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy; pídemelo, y te daré los pueblos en herencia, y los confines de la tierra como tu posesión12. No porque el griego y el latín sean las únicas lenguas habladas por los gentiles, sino porque son las que más destacan; la griega, por cultura literaria, y la latina, por el Imperio Romano. La mención de estas tres lenguas manifestaba que la totalidad de los gentiles se sometería a Cristo; no obstante ello, en el rótulo no se añadió: «Rey de los gentiles», sino que se escribió sólo: Rey de los judíos, para que la fórmula precisa revelase el origen de la raza cristiana. Como está escrito: La ley salió de Sión, y la palabra del Señor, de Jerusalén13. ¿Quiénes son, en efecto, los que dicen en el salmo: Nos sometió a los pueblos y puso a los gentiles bajo nuestros pies14, sino aquellos de quienes dice el Apóstol: Si los gentiles participaron de sus bienes espirituales, deben servirles con sus bienes materiales?15 ¿Acaso no vemos que los pueblos están sometidos a la excelentísima gracia anunciada por los apóstoles? ¿O debemos mirar a las ramas desgajada16, las que hoy reciben el nombre de judíos? ¿No debemos oír más bien a aquel israelita, descendiente de Abrahán17, convertido de Saúl (Saulo) en Pablo (Paulo) y, por tanto, de pequeño en grande, que amonesta y dice al acebuche injertado18: «Date cuenta que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz quien te sostiene a ti»?19 Así, pues, el rey de los judíos es Cristo, bajo cuyo yugo ligero20han sido enviados también a la salvación los gentiles. Que se les haya concedido a ellos es fruto de una mayor misericordia, como lo revela claramente el Apóstol mismo allí donde dice: Pues afirmo que Cristo se puso al servicio de los circuncisos en pro de la veracidad de Dios, para dar cumplimiento a las promesas hechas a los padres, y que los gentiles glorifican a Dios por su misericordia21. No tenía ninguna obligación de quitar el pan a los hijos para dárselo a los perros, si los perros, humillados para apañar las migas que caen de la mesa de sus amos22 y elevados y hechos hombres por la humildad misma, no hubieran merecido tener acceso a la mesa.
7. Los príncipes de los judíos sugirieron a Pilato que en ningún modo escribiera que él era el rey de los judíos, sino que decía serlo; pero él respondió: Lo escrito, escrito está23. Como los judíos simbolizaban las ramas desgajadas, así Pilato simbolizaba al acebuche injertado24, puesto que era un gentil quien escribía la confesión de los gentiles, dejando convictos de su rechazo a los judíos, de quienes con razón dijo el Señor: Se os quitará a vosotros el reino y se le entregará a un pueblo que cumpla la justicia25. Pero no por eso deja de ser rey de los judíos. Es la raíz la que sostiene el acebuche, no el acebuche a la raíz26. Y, aunque la infidelidad haya desgajado aquellas ramas, no por ello repudió Dios a su pueblo, al que conoció de antemano27. Pues también yo soy israelita -dice el Apóstol- 28. Aunque los hijos del reino que no quisieron que el Hijo de Dios fuera su rey vayan a parar a las tinieblas exteriores, vendrán muchos de oriente y de occidente y se sentarán a la mesa, no con Platón y Cicerón, sino con Abrahán, Isaac y Jacob, en el reino de Dios29. Pilato, en efecto, escribió: Rey de los judíos, no «Rey de los griegos» o «Rey de los latinos», aunque iba a reinar sobre los gentiles. Y lo que mandó escribir quedó escrito, sin que la sugerencia de los incrédulos30 lograra cambiar lo que tanto tiempo antes estaba predicho en el salmo: No modifiques la inscripción del rótulo31. Todos los pueblos creen en el rey de los judíos; él reina sobre todos los gentiles, pero es solamente rey de los judíos. Tanto vigor tuvo aquella raíz, que ella misma puede cambiar en olivo al acebuche injertado, mientras que el acebuche no puede eliminar el nombre del olivo.
8. Los soldados le despojaron de sus vestiduras después de haber constituido cuatro lotes32 que simbolizaron a sus sacramentos que iban a extenderse por las cuatro partes del orbe.
9. El hecho de que, en vez de partirla, sortearan la única túnica, inconsútil33, demuestra con suficiencia que los sacramentos visibles, aunque también ellos son vestimenta de Cristo, puede tenerlos quienquiera, independientemente de que sea bueno o malo; en cambio, la fe pura, que obra la perfección de la unidad mediante la caridad34 -caridad derramada desde lo alto en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado35-, no pertenece a quienquiera, sino a quien le sea donada como en suerte por una misteriosa gracia de Dios. Por eso dijo Pedro a Simón, que estaba en posesión del bautismo, pero no de la fe: No tienes lote ni parte en esta fe36.
10. El que, habiendo reconocido a su madre desde la cruz (Jesucristo), la encomendara al cuidado de su discípulo amado37 es una manifestación adecuada de su afecto humano en el momento en que moría como hombre. Esta hora aún no había llegado cuando, a punto de convertir el agua en vino, en su condición de Dios dijo a su misma madre: ¿Qué nos va a ti y a mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora38. No había recibido de María lo que tenía en cuanto Dios, como había recibido de ella lo que pendía de la cruz.
11. Con las palabras tengo sed39 reclama la fe de los suyos. Pero como vino a su propia casa y los suyos no le recibieron40, en lugar de la suavidad de la fe, le dieron el vinagre de la infidelidad, precisamente en una esponja41. Hay motivos para compararlos con la esponja, pues no son macizos, sino que están hinchados; en vez de estar abiertos con libre acceso a la profesión de la fe, están llenos de escondrijos, de los tortuosos recodos de las insidias. Además, aquella bebida tenía también el hisopo, hierba humilde de la que se dice que, mediante su poderosísima raíz, se adhiere a las piedras. Había en aquel pueblo gente para la que se mantenía tal crimen a fin de que humillase su alma, arrepintiéndose y renegando de lo hecho. Bien los conocía quien recibía el hisopo junto con el vinagre. También por ellos oró, según testimonio de otro evangelista, cuando dijo desde la cruz: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen42.
12. Con las palabras: Todo está consumado, e, inclinada la cabeza, entregó su espíritu43, mostró que su muerte no era fruto de necesidad, sino de libertad, al esperar a morir cuando se había cumplido todo lo profetizado sobre él, puesto que también estaba escrito: Y en mi sed me dieron a beber vinagre44. Todo lo hizo como quien tiene poder para entregar su vida, según él mismo había afirmado45. Y entregó el Espíritu por humildad, esto es, con la cabeza inclinada, él que iba a recibirlo con la cabeza erguida, una vez resucitado. Que esta muerte e inclinación de cabeza era prueba de un gran poder ya lo había predicho el patriarca Jacob, al bendecir a Judá, con estas palabras: Te elevaste estando acostado; dormiste como un león46. La elevación simboliza la cruz; el estar acostado, el reclinar la cabeza; la dormición, la muerte, y el león, el poder.
13. El mismo evangelio indicó por qué a aquellos dos se les quebraron las piernas, y a él no, porque estaba muerto47. En efecto, convenía manifestar también, mediante este hecho, que la pascua de los judíos se había instituido como profecía suya; estaba mandado que en ella no se rompiese ningún hueso del cordero48.
14. De su costado, traspasado por la lanza, brotó sangre y agua49 hasta llegar a la tierra. En ello, sin duda alguna, hay que ver los sacramentos, que constituyen la Iglesia, semejante a Eva, que fue formada del costado de Adán50, figura del Adán futuro51, mientras él dormía.
15. José y Nicodemo le dieron sepultura52. Según algunos que han averiguado la etimología del nombre, José significa «aumentado». En cuanto a Nicodemo, nombre griego, son muchos los que saben que está compuesto de los términos «victoria» y «pueblo», puesto que nikos significa victoria y demos pueblo. ¿Quién fue aumentado al morir sino quien dijo: Si el grano de trigo no muere, se queda él solo; si, en cambio, muere, se multiplica?53 ¿Y quién al morir venció al pueblo que lo perseguía sino quien, después de resucitar, será su juez?
Fuente:http://www.augustinus.it/spagnolo/discorsi/discorso_275_testo.htm