UN POCO DE HISTORIA
La presencia de la Orden en la actual R. Argentina se remonta al siglo XVII. Sabemos que entre 1617 y 1626 agustinos de la jurisdicción de Chile evangelizaban en la región de Cuyo, si bien la constitución canónica de las primeras casas no se dio hasta 1642 en San Juan y 1657 en Mendoza. Dos agustinos ocuparon la sede episcopal de Córdoba del Tucumán durante este siglo: Fr. Melchor de Maldonado y Saavedra (1634-1661) y Fr. Nicolás Hurtado de Ulloa (1679-1686), ambos criollos del Alto Perú. El siglo XVIII se caracterizó por el auge de la presencia agustiniana, con una vida apostólica activa y pujante. En 1746 se determinó habilitar el convento de San Juan como Casa de Estudios y Noviciado. Consta que en ella profesaron 54 religiosos hasta comienzos del siglo XIX: 47 de San Juan, 3 de Mendoza, 1 de San Luis y 3 chilenos. La Ley de Reforma de los Regulares, sancionada el 5 de Julio de 1823, y que tenía por objeto sujetar a la jurisdicción del Ordinario a todas las Órdenes Religiosas y convertir sus bienes en propiedad de la Nación, dio origen a un vertiginoso proceso de secularizaciones. Entre 1823 y 1825 los rescriptos de secularización concedidos a miembros de la Orden en Chile y Argentina fueron 83. En el convento de Santa Mónica de Mendoza tan sólo quedaron dos religiosos, el último de los cuales, Fr. José Manuel Roco, falleció en 1835. En el convento de San José de San Juan, el último religioso fallecido fue Fr. Juan Antonio Gil de Oliva, el 4 de Enero de 1876, dando fin a la presencia de la Orden en Argentina. Los bienes fueron entregados por el Gobierno al Obispado de Cuyo.
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